Carlos Paredes, director del programa Sierra Productiva, acaba de recibir el Premio IPAE 2009. Este premio, que Gastón Acurio ganara en el 2007, se entrega a quienes destacan en el campo empresarial y contribuyen a mejorar la educación en el país. Drago Kisic, encargado de ofrecer una semblanza del ganador, sintetizó la actividad de Sierra Productiva afirmando que “se basa en la idea de que el campesino debe ser un agente transformador y un creador de valor agregado”.
El programa, iniciado en 1994, tiene cuatro componentes base: la gestión integral de la microcuenca, tomando el agua como centro de la vida de la localidad; el incremento de la productividad en pequeños espacios, aplicando diversas tecnologías; la capacitación campesino a campesino (vía los yachachik), alentando un enganche cultural que abre el mundo rural a la ciencia y la tecnología, y el fomento de la incidencia, pero no como un pliego de reclamos sino de tú a tú ante la autoridad o el interlocutor del caso.
La Federación Departamental de Campesinos del Cusco y federaciones de otras regiones son también actores del desarrollo de esta experiencia, no asistencialista y generadora de un proceso autosostenido que, como recordaba Kisic el día de la premiación, “ha beneficiado ya a cerca de 40 mil familias campesinas de la sierra del Perú, la mayoría, hasta ahora, en la sierra sur, en Cusco, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Puno”.
Kisic reconoció en Paredes a una persona de izquierda, que en su juventud “entra a militar en Vanguardia Revolucionaria, actividad política que alterna como futbolista de la primera división amateur del club Garcilaso (del Cusco); luego, siempre en la izquierda, se hace miembro del Partido Unificado Mariateguista hasta el año 2003 cuando, con otros líderes políticos, funda el movimiento regional Autogobierno Ayllu”.
Su admirable compromiso y su esfuerzo recientemente premiado tienen, pues, historia. Paredes viene de una tradición de izquierda y la mantiene vigente. Nuevos tiempos y una visión alejada del dogmatismo lo llevan a considerar que el proceso de crear oportunidades mínimas indispensables para todos los peruanos es una condición básica para sostener la democracia y crear ciudadanía.
Los protagonistas de Sierra Productiva, pequeños y micropropietarios, ponen en evidencia el desafío de construir una nueva economía local y un mercado que no sea privilegio de una minoría. En este camino, los habitantes de las zonas rurales están adquiriendo derechos y responsabilidades. Pensando en esto, es buen momento para que el Perú se trace la meta de llegar al bicentenario de la Independencia sin pobreza ni desnutrición rural. El programa Sierra Productiva viene haciendo camino para conseguirlo.
Santiago Pedraglio
Publicado en peru21 24/04/2010
Santiago Pedraglio
Publicado en peru21 24/04/2010